Una alimentación suficiente y equilibrada es esencial en todas las etapas de la vida para el mantenimiento de la salud y la obtención de la energía que nos permita desarrollar con normalidad las actividades de nuestra vida diaria. Durante la edad escolar el cuerpo precisa, además, obtener la energía que aportan los alimentos para su correcto crecimiento y desarrollo.

 

   La alimentación debe mantener un adecuado equilibrio de nutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) y un óptimo aporte de vitaminas y minerales. La ingesta desmedida de grasas conlleva el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y el desarrollo de la obesidad. Según la OMS (2002) "la obesidad ha adquirido carácter de epidemia como consecuencia de unos hábitos y comportamientos inadecuados".

 

   Los hábitos de una persona van ligados al medio físico, social y cultural en el que se desenvuelve, por ello desde la escuela debemos promover en nuestros alumnos hábitos de vida saludable y una actitud responsable hacia el cuidado de su propio cuerpo, ya que las conductas adquiridas durante la infancia van a determinar, en gran parte, el estilo de vida del futuro adulto y, en consecuencia, su bienestar y calidad de vida.